Un grupo de venezolanos intentaba cruzar el río Bravo hacia EE.UU., sin conocer la nueva medida migratoria emitida por el presidente Joe Biden, que les impedirá solicitar asilo si ingresan de manera irregular. La nueva política busca controlar la migración irregular, repatriando a aquellos que no ingresen por puertos oficiales.

Ayer en Ciudad Juárez, una madre venezolana con sus dos hijos pequeños buscaba cruzar el río Bravo sin estar al tanto de la nueva medida. Otros migrantes, enfrentándose a amenazas de la Guardia Nacional, también intentaban cruzar la frontera. Dos migrantes corrieron hasta el marcador internacional número 36, escapando de agentes que amenazaban con gas pimienta.

Un grupo de 15 personas se reunió junto al muro fronterizo, recibiendo alimentos de policías texanos. La Patrulla Fronteriza del Sector El Paso observaba mientras los migrantes comían y descansaban bajo la sombra del muro.
A lo largo de la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso, la actividad migratoria fue menor que otros días, con aproximadamente 30 migrantes visibles entre los marcadores internacionales 28 al 46. Algunos se resguardaban del calor, otros se escondían de los agentes patrullando en un convoy de cinco unidades.

La nueva medida migratoria estipula que si los cruces irregulares diarios promedian menos de 1500 personas durante siete días consecutivos, la proclamación se retirará. Si los cruces se mantienen en 2500 o más diarios, la medida continuará. Excepciones se aplican para menores no acompañados, víctimas de trata de personas, o personas cuya salud o seguridad esté en riesgo.

La nueva medida migratoria de Biden, desconocida para muchos migrantes, busca reducir los cruces irregulares y controlar el flujo migratorio. Sin embargo, la falta de información entre los migrantes complica la situación en la frontera, donde enfrentan amenazas y condiciones difíciles.