La comunidad de inmigrantes indocumentados en Nueva York está experimentando un aumento significativo en el miedo y la ansiedad debido a las recientes políticas migratorias implementadas por la administración del presidente Donald Trump. Estas medidas han intensificado las redadas y deportaciones, generando una atmósfera de incertidumbre entre quienes residen sin documentación legal en la ciudad.
Arón Molina, un joven venezolano de 21 años que trabaja como barbero, llegó a Nueva York hace cuatro meses junto a su madre. Tras atravesar la peligrosa selva del Darién y esperar un año en México para obtener una cita que les permitiera ingresar legalmente a Estados Unidos, ahora se encuentran viviendo en un refugio en Randalls Island. A pesar de haber seguido los procedimientos legales para su entrada, Arón expresa su preocupación: «Quisimos hacer las cosas bien, a diferencia de otros… Sí, claro que hay miedo, muchos se esconden».
La administración Trump ha intensificado su política contra la inmigración, declarando emergencia nacional en la frontera con México, reforzándola con soldados y suspendiendo las vías legales de entrada. Además, ha anulado el veto a las redadas policiales en escuelas, iglesias y en «ciudades santuario» como Nueva York. Esta situación ha creado una atmósfera de incertidumbre y miedo entre los migrantes, muchos de los cuales llevan años viviendo y trabajando en Estados Unidos.
Las consecuencias de estas políticas no solo afectan la estabilidad laboral y familiar de los inmigrantes, sino que también tienen un impacto notable en su salud mental. La inseguridad constante y el temor a ser deportados han llevado a un aumento de problemas como ansiedad y depresión entre la población indocumentada.
A pesar de las adversidades, muchos inmigrantes continúan contribuyendo activamente a la sociedad neoyorquina. Sin embargo, la amenaza de deportación y la creciente hostilidad hacia la inmigración indocumentada han llevado a que miles de trabajadores no se presenten en los últimos días en obras o restaurantes por temor a las redadas ordenadas por Trump.
Organizaciones pro inmigrantes y defensores de los derechos humanos instan a las autoridades locales y federales a reconsiderar estas políticas, enfatizando la necesidad de enfoques más humanitarios que reconozcan las contribuciones de los inmigrantes y protejan sus derechos fundamentales.
Fuente: La Vanguardia
Foto: Tribuna Abierta