Tribuna Abierta

La calidad del aire en el metro de Nueva York bajo escrutinio

19/08/24 – 18:00 P.M

El sistema de transporte público de Nueva York, en particular el metro, es fundamental para la vida diaria de la ciudad. Sin embargo, las quejas sobre su funcionamiento y estado son constantes, y ahora se suma un nuevo motivo de preocupación: la mala calidad del aire que respiran los neoyorquinos que dependen de este medio para movilizarse.

Un reciente estudio realizado por el Departamento de Ingeniería Civil y Urbana de la Universidad de Nueva York (NYU) ha revelado niveles alarmantes de contaminación en las estaciones y vagones del metro. El contaminante principal identificado en el estudio es el PM2.5, partículas microscópicas que pueden penetrar profundamente en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo, con potenciales efectos graves para la salud.

Estas partículas, según el estudio, están presentes en concentraciones peligrosamente altas en las plataformas y dentro de los trenes, afectando a los más de cinco millones de pasajeros que utilizan el metro diariamente. El informe destaca que los grupos más vulnerables son las comunidades de bajos ingresos, así como las poblaciones latina y negra, que están expuestas a niveles de contaminación un 35% superiores a los que enfrentan las personas blancas o asiáticas. Este fenómeno se debe, en gran parte, a que estos grupos dependen más del transporte público y suelen realizar trayectos más largos para llegar a sus lugares de trabajo.

El estudio señala que las estaciones de la calle 181, la calle 168, Bowling Green y Broadway-Lafayette están entre las más contaminadas de la red, con Washington Heights presentando el nivel más alto de exposición per cápita a los contaminantes del metro. Masoud Ghandehari, investigador y profesor de la Escuela de Ingeniería Tandon de NYU, explicó que la salud precaria de los neoyorquinos de bajos ingresos los hace aún más susceptibles a los efectos negativos de la contaminación.

Ghandehari subrayó que quienes viajan más lejos en el metro son los más vulnerables, ya que están expuestos a estas partículas durante más tiempo. Además, comentó que las personas con un mejor estado de salud, generalmente asociado a un nivel económico más alto, pueden resistir mejor los efectos adversos del aire contaminado. «Es un problema serio, especialmente para aquellos con problemas de salud preexistentes», indicó el experto, señalando la gravedad de las concentraciones de contaminantes en el metro.

El estudio también descubrió que las partículas contaminantes provienen principalmente de la abrasión de frenos, rieles y ruedas de los trenes, que generan un contenido muy alto de hierro. Estas partículas metálicas han sido vinculadas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias, trastornos neurológicos y otras afecciones de salud. Ghandehari explicó que cuando un tren llega a la estación, la concentración de contaminantes en el aire se dispara, y aunque disminuye gradualmente después de que el tren sale, el daño ya está hecho. Este ciclo constante de exposición a partículas finas plantea un riesgo considerable para la salud de los pasajeros.

Los investigadores encontraron que las concentraciones promedio de PM2.5 en las plataformas y dentro de los trenes son 10 y 7 veces superiores, respectivamente, a los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, señalaron que las plataformas del metro tienen, en promedio, niveles de contaminación por partículas cuatro veces superiores a los estándares de exposición de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA).

Los pasajeros del metro, como Luz Atehortúa, quien viaja diariamente desde el Alto Manhattan hasta Wall Street, no se mostraron sorprendidos por los hallazgos del estudio. Atehortúa, quien trabaja en una oficina de finanzas, comentó que los efectos de la contaminación del aire en el metro son evidentes para quienes utilizan este medio de transporte regularmente. «El aire en el metro no solo no es sano, sino que es perjudicial. Hay puntos en el viaje donde empiezas a toser más o sientes irritación en la garganta, y en la estación que uso habitualmente, la pesadez del aire y el mal olor son inconfundibles», afirmó la dominicana, quien cree que resolver el problema requeriría una renovación completa del sistema.

Otra pasajera, Silvia López, que sufre de asma, compartió su experiencia personal con la mala calidad del aire en el metro. López culpa al sistema de transporte por el empeoramiento de su salud y, aunque ya no hay una amenaza inminente de COVID-19, continúa usando una mascarilla para protegerse de las partículas contaminantes. «Este aire es la nueva amenaza», dijo, señalando que los síntomas como irritación ocular, estornudos y dolor de garganta son comunes entre los pasajeros. López también destacó que, en algunas estaciones, la contaminación es tan visible que se puede ver a simple vista cuando los rayos del sol atraviesan el polvo en el aire.

Ismael Lizardo, otro usuario frecuente del metro que se desplaza entre Queens y Manhattan, también ha notado los efectos de la mala calidad del aire en su salud. Lizardo pidió mejoras en los sistemas de ventilación del metro o la inversión en proyectos que ayuden a reducir la contaminación. «El aire está contaminado y deberían hacer algo para arreglarlo. Cada vez que paso por Queensboro Plaza, empiezo a toser y la garganta se me seca», comentó el colombiano, quien se siente frustrado por la falta de acción para abordar este problema.

El estudio de NYU también profundizó en el origen de los contaminantes, identificando que provienen de la fricción de los componentes del tren, lo que genera partículas extremadamente finas que, al ser inhaladas, pueden causar problemas de salud tanto a corto como a largo plazo. Los investigadores hicieron un llamado urgente para que las autoridades no ignoren estos hallazgos y tomen medidas para abordar la problemática.

A pesar de la gravedad de los hallazgos, la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) desestimó el estudio, alegando que se basa en datos antiguos y que no refleja la realidad actual del sistema de transporte. «Este ‘estudio’ reciclado, basado en ‘datos’ de hace años, ha sido desacreditado hace mucho tiempo», dijo un vocero de la MTA. La agencia no abordó directamente las preocupaciones sobre la calidad del aire en el metro, sino que se enfocó en defender el papel del transporte público como una herramienta para combatir el cambio climático y promover la equidad social.

Datos:
-Las partículas contaminantes PM2.5 están presentes en niveles peligrosamente altos en el metro de Nueva York.

-Diariamente, más de 5 millones de pasajeros están expuestos a este aire contaminado.

-El metro cuenta con 472 estaciones, algunas de las cuales, como calle 181, calle 168, Bowling Green y Broadway-Lafayette, están entre las más contaminadas.

-Los latinos en Nueva York están expuestos a niveles de contaminación un 35% superiores a los de otras comunidades, debido a su dependencia del transporte público.

-Las partículas PM2.5, que penetran en los pulmones y el torrente sanguíneo, pueden causar una variedad de problemas de salud, incluyendo enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

-La calidad del aire en el metro de Nueva York es 10 veces peor de lo recomendado por la OMS y cuatro veces más alta que los estándares de la EPA.

A medida que las preocupaciones sobre la calidad del aire en el metro continúan creciendo, los pasajeros y expertos esperan que se tomen medidas concretas para mejorar las condiciones en este crucial sistema de transporte, en lugar de desestimar los peligros que representa para la salud pública.

Fuente: EL DIARIO
Foto: Tribuna Abierta

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