Adoptando la estrategia de Donald Trump de culpar al sistema judicial estadounidense tras su histórico veredicto de culpabilidad, los republicanos en el Congreso se están uniendo fervientemente a su campaña de venganza y retribución política mientras el Partido Republicano se postula para recuperar la Casa Blanca.

Prácticamente ningún funcionario republicano ha sugerido que Trump no debería ser el candidato presidencial del partido para las elecciones de noviembre; de hecho, algunos han intentado acelerar su nominación. Pocos se atrevieron a defender la legitimidad del tribunal estatal de Nueva York que llevó el caso del dinero secreto o de los 12 jurados que emitieron su veredicto unánimemente.

Los republicanos que expresaron dudas sobre la inocencia o la viabilidad política de Trump, como su ex asesor de seguridad nacional, John Bolton, o el candidato destacado al Senado, Larry Hogan, de Maryland, fueron rápidamente intimidados por los partidarios del ex presidente y les instaron a «abandonar el partido».

La representante Marjorie Taylor Greene, republicana por Georgia, declaró que votará por Trump “ya sea un hombre libre o un prisionero del régimen de Biden”.

También publicó la bandera estadounidense invertida, símbolo del movimiento “Stop the Steal” que Trump inició con sus aliados antes del ataque al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.