06/06/24 – 18:51 P.M.
El cambio climático está provocando un deterioro acelerado de los océanos, debido al calentamiento del agua, la subida del nivel del mar, la acidificación y la pérdida de biodiversidad, entre otros factores, según un informe de la Unesco.
En un comunicado reciente, basado en un informe de más de un centenar de expertos de casi treinta países, la Unesco detalla las amenazas que enfrentan los ecosistemas marinos.
Una conclusión importante es que el ritmo de calentamiento oceánico se ha duplicado en los últimos veinte años, lo cual es alarmante, ya que las temperaturas oceánicas aumentan de manera constante, a diferencia de las temperaturas atmosféricas que fluctúan.
El informe señala que 2023 fue uno de los años con mayor aumento de temperatura del océano desde la década de 1950, recordando que el Acuerdo de París de 2015 tenía como objetivo limitar el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados. Sin embargo, las temperaturas oceánicas ya han aumentado en promedio 1.45º.
Zonas como el Mediterráneo, el Atlántico Tropical y el Océano Meridional ya han superado el objetivo de temperatura fijado por la comunidad internacional.
El aumento de la temperatura del agua está relacionado con la subida del nivel del mar, ya que el océano absorbe el 90% del exceso de calor de la atmósfera, dilatándose y provocando una subida del nivel del mar de nueve centímetros en los últimos treinta años.
Desde 1960, la oxigenación del agua ha disminuido hasta un 2% debido a los contaminantes, poniendo en riesgo las especies costeras. Existen alrededor de 500 «zonas muertas» donde casi no queda vida marina.
El aumento de las temperaturas oceánicas también amenaza la biodiversidad marina. Desde la década de 1990, la cantidad de plásticos en los océanos ha crecido significativamente y se espera que esta tendencia continúe, con impactos que podrían ir más allá del límite seguro para la humanidad.
La acidificación de los océanos, provocada por la absorción del 30% de las emisiones de combustibles fósiles, agrava la situación. Esta acidificación amenaza a los organismos marinos y los servicios ecosistémicos, incluyendo la seguridad alimentaria, al reducir la biodiversidad, degradar los hábitats y poner en peligro la pesca y la acuicultura.
El crecimiento de la población mundial, estimado en 2.000 millones de personas más en los próximos 25 años, añade presión sobre los océanos. El consumo de alimentos acuáticos per cápita ha crecido el doble de rápido que la población en la última década, y no toda esta producción es para consumo humano, ya que también se utiliza en la cría de cerdos, aves y suplementos nutricionales.
La comunidad científica propone una planificación del espacio marino para gestionar sosteniblemente las actividades humanas que han provocado la pérdida del 30% de los ecosistemas costeros desde 1970, como manglares, praderas marinas y marismas.
A finales de 2023, 126 territorios, principalmente en África y Oceanía, habían asumido este compromiso.
Fuente: Forbes
Foto: Unsplash