05/08/24 – 12:20 P.M
China está logrando grandes avances en la exploración espacial, reduciendo significativamente la brecha con Estados Unidos. El país ha emprendido proyectos ambiciosos como la construcción de su propia estación espacial y la recolección de muestras de la cara oculta de la Luna. Estos logros subrayan la determinación de China de posicionarse como líder en el ámbito espacial. Además de estos proyectos a gran escala, China cuenta con un joven prodigio en cohetes, Yan Hongsen, un niño de 11 años que ha estado involucrado en la ciencia espacial durante varios años y que está a punto de probar su segundo sistema de lanzamiento construido por él mismo.
Yan Hongsen, conocido como el ‘niño cohete’, comenzó su interés por los cohetes a la temprana edad de cuatro años. Su pasión se encendió cuando su padre lo llevó a presenciar un lanzamiento, lo que dejó una profunda impresión en él. Desde entonces, Hongsen ha dedicado su tiempo a aprender sobre programación, física y química. Su dedicación y curiosidad le han permitido adquirir conocimientos avanzados que han sorprendido a expertos y aficionados por igual.
A lo largo de los años, Hongsen ha adquirido un conocimiento profundo en estas áreas, tanto que incluso identificó errores en una animación de demostración de un cohete Long March en una feria de ciencia. Durante el evento, los creadores de la animación confundieron el Long March 5 con el Long March 3 y presentaron discrepancias en la separación del cohete y su acoplamiento a la estación espacial. Hongsen detectó estos errores y los corrigió, mostrando una comprensión notable para su edad. Este incidente no solo impresionó a los presentes, sino que también resaltó la capacidad de Hongsen para aplicar sus conocimientos teóricos a situaciones prácticas.
A los ocho años, Hongsen comenzó a experimentar con la construcción de cohetes. Su primer cohete funcional fue el resultado de diseñar sus propias placas de circuitos impresos, escribir más de 600 líneas de código y construir piezas utilizando materiales reciclados. Este proyecto, que requirió meses de dedicación y trabajo meticuloso, demostró su habilidad para combinar diferentes disciplinas científicas y tecnológicas. Después de 10 meses de trabajo, lanzó su cohete desde el patio de su escuela, que le brindó apoyo durante todo el proceso.
Aunque el lanzamiento fue exitoso en términos de altitud alcanzada, el paracaídas no se abrió y el cohete se destruyó al aterrizar. Este contratiempo no desanimó a Hongsen. Al contrario, lo motivó a analizar lo sucedido, aprender de la experiencia y aplicar esas lecciones en su siguiente proyecto. Actualmente, Hongsen ya está trabajando en su segundo cohete. Además de sus tareas escolares, sigue estudiando intensivamente sobre cohetes espaciales, absorbiendo todo el conocimiento que puede de libros, internet y expertos en el campo.
A pesar de que algunos escépticos sugieren que podría tratarse de una puesta en escena, los padres de Hongsen aseguran que aunque le ayudan en algunas tareas para apoyar sus sueños, ellos no tienen conocimientos sobre cohetes espaciales, ya que su formación es en humanidades. Han enfatizado que el talento y la pasión de su hijo por los cohetes son genuinos y que su papel ha sido más de apoyo logístico que de guía técnica.
El caso de Yan Hongsen ha capturado la atención no solo de los medios chinos, sino también de la comunidad científica internacional. Expertos en educación y ciencia destacan la importancia de fomentar el interés de los jóvenes en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) desde una edad temprana. El talento de Hongsen es un ejemplo inspirador de lo que se puede lograr con pasión, dedicación y el apoyo adecuado. Su historia podría motivar a otros jóvenes a perseguir sus intereses en la ciencia y la tecnología, contribuyendo al futuro de la exploración espacial.
Fuente: Xataka
Foto: Unsplash