Park Jung-oh, un desertor de Corea del Norte, ha estado arrojando botellas de plástico llenas de arroz al mar desde la isla Seokmodo, en Corea del Sur, durante casi diez años. Aunque enfrentó desafíos debido a las prohibiciones gubernamentales, reanudó su activismo en abril de 2021.

La prohibición de enviar material «anti-Corea del Norte» a través de la frontera surcoreana, impuesta en junio de 2020, dificultó la labor de Park. Sin embargo, con la revocación de esta prohibición en septiembre de 2021, Park pudo reanudar su misión humanitaria de enviar arroz y suministros a Corea del Norte.

Park, cuyo padre era un espía norcoreano que desertó al Sur, fue testigo del hambre y la opresión en su país natal. Motivado por el deseo de ayudar a sus compatriotas, fundó Keun Saem con su esposa en 2015 para enviar suministros en botellas de plástico a la provincia de Hwanghae en Corea del Norte.

Aunque enfrentó obstáculos logísticos y financieros, Park perseveró en su activismo, consultando a expertos en mareas y navegación para asegurarse de que las botellas llegaran a su destino. Además del arroz, las botellas contenían una variedad de artículos, incluyendo una USB con música pop surcoreana y materiales educativos.

La prohibición gubernamental y la presión política hicieron que el activismo de Park fuera más difícil, pero él se negó a renunciar. A pesar de enfrentar la sospecha de los locales y la vigilancia policial, Park continúa enviando botellas de arroz a Corea del Norte, sabiendo que su ayuda podría marcar la diferencia en la vida de los norcoreanos necesitados.

A pesar de los desafíos y las dificultades, Park encuentra motivación en los mensajes de agradecimiento de los norcoreanos que recibieron sus suministros. Su activismo es un testimonio de su compromiso con la ayuda humanitaria y su deseo de hacer una diferencia en la vida de aquellos que sufren en Corea del Norte.