La isla de Guam, ubicada en el Pacífico occidental, se enfrenta a una devastadora crisis ecológica causada por la invasión de serpientes arbóreas marrones, que han eliminado a casi todas sus aves nativas y desatado un crecimiento descontrolado de arañas.

Un invasor inesperado

Hace cinco años, Haldre Rogers, investigadora de Virginia Tech, presenció en Guam cómo una serpiente arbórea marrón devoraba los restos de un cerdo durante una reunión. Esta especie llegó a la isla en la década de 1940, posiblemente oculta en barcos de carga, y en apenas cuatro décadas provocó la extinción de 10 de las 12 especies de aves nativas. Las pocas aves que sobreviven han buscado refugio en áreas urbanas o inaccesibles.

Un ecosistema fuera de balance

Con más de dos millones de serpientes devorando desde ratas hasta restos de comida humana, el equilibrio ecológico de Guam se ha alterado drásticamente. Este vacío dejado por las aves ha favorecido a las arañas, que ahora proliferan sin control en los bosques de la isla, cubriendo grandes áreas con telarañas visibles durante todo el año.

Arañas por millones

En Guam, la población de arañas es hasta 40 veces mayor que en otras islas cercanas durante la temporada húmeda. Investigadores como Rogers han documentado un promedio de dos telarañas por metro cuadrado en sus bosques, lo que equivale a cientos de millones de arañas habitando el área. Este fenómeno no tiene precedentes y está relacionado con la ausencia de aves, que normalmente se alimentan de estos arácnidos y compiten por sus presas.

Impactos evolutivos y ecológicos

La falta de depredadores como las aves también ha cambiado los hábitos de las arañas, que incluso han dejado de construir patrones decorativos en sus redes, típicamente usados para evitar que las aves choquen con ellas. Esto refuerza el impacto que la serpiente arbórea ha tenido en la isla, transformándola en un laboratorio vivo de evolución.

Un depredador voraz

Las serpientes arbóreas marrones, introducidas poco después de la Segunda Guerra Mundial, no solo se alimentan de aves, sino que también las matan sin consumirlas. Estudios recientes muestran que incluso los polluelos monitoreados por científicos han sido víctimas de estos reptiles, quienes a menudo abandonan las presas tras el ataque.

Una advertencia ecológica

El caso de Guam resalta los riesgos de introducir especies invasoras y sus consecuencias irreversibles en el medio ambiente. Aunque el impacto de las serpientes se pasó por alto durante décadas, ahora se considera uno de los mayores desastres ecológicos del mundo, con efectos que van más allá de la isla y que plantean preguntas urgentes sobre la protección de los ecosistemas.

Fuente: Zaria Gorvett en BBC Future

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