El miércoles, la Cámara de Representantes aprobó la formación de un grupo de trabajo destinado a investigar las deficiencias de seguridad que permitieron el intento de asesinato del expresidente Donald Trump el pasado 13 de julio.

La decisión resalta la preocupación bipartidista en respuesta al tiroteo ocurrido durante un evento de campaña en Butler, Pensilvania. El incidente casi le cuesta la vida a Trump, resultando en la muerte de un asistente y heridas graves a otras dos personas. La rápida respuesta legislativa ha incluido audiencias exhaustivas y un llamado generalizado a la rendición de cuentas.

La resolución fue aprobada por unanimidad, con 416 votos a favor y ninguno en contra.

“El resguardo de nuestros líderes nacionales es una responsabilidad que va más allá de las diferencias partidarias”, afirmó Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes y republicano de Luisiana.

El grupo de trabajo, que constará de 13 miembros, incluirá a siete republicanos y seis demócratas. Su tarea será identificar las fallas de seguridad del día del ataque y proponer medidas para prevenir incidentes similares en el futuro. Este grupo deberá presentar un informe final antes del 13 de diciembre y tendrá la autoridad para emitir citaciones judiciales. El proyecto de ley es patrocinado por el representante republicano Mike Kelly, cuyo distrito incluye la ciudad de Butler, donde ocurrió el tiroteo. Kelly, quien asistió al evento junto a su esposa y familiares, expresó su preocupación por el impacto en su comunidad.

“La gente de Butler está de luto y conmocionada por lo ocurrido en nuestro vecindario. Tanto la comunidad local como los ciudadanos estadounidenses merecen respuestas”, indicó Kelly.

El legislador también expresó su preocupación sobre la selección del lugar del evento, considerándolo como un sitio problemático para una manifestación de tal magnitud. Vio el grupo de trabajo como una oportunidad para restaurar la confianza pública en la capacidad de los legisladores para enfrentar crisis de manera colaborativa.

Hasta la fecha, los comités de la Cámara han llevado a cabo tres audiencias relacionadas con el tiroteo. La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, presentó su renuncia el martes, un día después de ser severamente criticada en una comparecencia ante el Congreso por fallos de seguridad. Cheatle describió el ataque como el «fracaso operativo más significativo» del Servicio Secreto en décadas, pero frustró a los legisladores al evitar responder preguntas específicas sobre la investigación.

Los demócratas también apoyaron la creación del grupo de trabajo, condenando el ataque como un acto vil que no debería haber ocurrido. “Es crucial que entendamos lo que sucedió. Necesitamos descubrir la verdad y asegurarnos de que algo así nunca vuelva a suceder”, declaró el representante Jim McGovern, demócrata de Massachusetts.