Desde Radio Tribuna, en Nueva York, compartimos el sentir de millones de católicos en todo el mundo ante la elección del nuevo Papa. Hoy más que nunca, el mundo espera un Papa caminante. Un Papa que no se quede en la solemnidad de los palacios, sino que camine al lado del pueblo, que escuche y abrace sin distinción.
En América, y especialmente en los Estados Unidos, se aguarda con esperanza a un pontífice que visite los pueblos más necesitados, que no elija dónde ir por conveniencia, sino por urgencia espiritual. Un líder que hable con los ricos, con los pobres, con los jóvenes, con todas las razas. Un verdadero padre universal, inclusivo y humano.
Una mujer creyente, servidora de la Iglesia desde hace más de 50 años, nos decía emocionada: “Que el nuevo Papa haga que la Iglesia baje del pedestal. No se puede tener templos cubiertos de oro mientras el pueblo vive en chozas.” Ese testimonio es eco de una verdad que muchos sienten: el Evangelio se predica mejor con el ejemplo que con el lujo.
Jesucristo nació en la humildad de un pesebre, entre vacas y paja. Ese es el símbolo más puro de nuestra fe. Hoy, más que grandeza material, necesitamos una Iglesia que regrese a la sencillez, que vuelva a caminar junto al pueblo.
Desde esta emisora en Nueva York, deseamos de corazón que este nuevo Papa sienta el dolor de los demás, la alegría de los humildes, y que no se limite a observar, sino que se inmiscuya activamente en la creación de una nueva espiritualidad. Que contagie a los jóvenes con el optimismo de la fe, que tanta falta hace.
Que su pontificado no sea de distancias, sino de abrazos. No de muros, sino de caminos. No de discursos, sino de presencia. El mundo espera, con el corazón abierto.