
La Óptima Diferencia de Edad en las Relaciones de Pareja: Lo Revela la Ciencia
La diferencia de edad en las relaciones amorosas ha sido objeto de análisis por parte de expertos, quienes destacan su relevancia en la estabilidad de las parejas. Un estudio llevado a cabo por los profesores Andrew Francis, Hugo Mialon y Randal Olsen de la Universidad de Emory en Atlanta, Estados Unidos, basado en una muestra de 3,000 estadounidenses, revela importantes hallazgos al respecto.
Los resultados de la investigación indican que las parejas con diferencias de edad más amplias tienen tasas de divorcio significativamente más altas. Por ejemplo, el porcentaje de rupturas entre parejas con una brecha de 5 años es del 28 %, cifra que aumenta al 39 % cuando la diferencia alcanza los 10 años, y se dispara al 95 % en parejas con una diferencia de 20 años.
Se destaca que, según el estudio, la diferencia de edad óptima es de un año. Parejas con una brecha de edad de solo un año tienen un riesgo de divorcio del 3 %, lo que sugiere que una cercanía en la edad puede favorecer la estabilidad de la relación. Además, se observa que las parejas que superan los 2 años juntas reducen en un 43 % las probabilidades de divorcio, y aquellas que alcanzan los 10 años disminuyen las posibilidades de ruptura en un 94 %.
El psicoanalista Felix Larocca, de la Universidad de Washington, señala que factores como la personalidad, la sabiduría y el poder adquieren mayor relevancia cuando la mujer es mayor que el hombre. Sin embargo, destaca que, independientemente de la diferencia de edad, el éxito de la relación depende de la adaptación mutua y el respeto por las experiencias y necesidades individuales.
A pesar de las conclusiones científicas, se reconoce que mantener el equilibrio en una relación puede ser desafiante. Sin embargo, para muchos, la diferencia de edad puede ser un factor que aporte alivio a la dinámica de la relación. En última instancia, el amor no conoce de barreras ni de edades, y llega a la vida de cada persona en el momento preciso, sin importar los dictámenes científicos.
Fuente: LA PRENSA
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