En el corazón del Bronx, Nueva York, un restaurante familiar se ha convertido en un salvavidas para cientos de inmigrantes que llegan a la ciudad buscando un mejor futuro.

Bajo el implacable sol de las dos de la tarde en la avenida Willis, el restaurante La Morada, situado entre la funeraria Ortiz y el restaurante de comida china Chen’s Garden, no cesa de abrir y cerrar sus puertas. Natalia Méndez, junto a su esposo Antonio Saavedra, dirige este rincón de esperanza donde diariamente se reparten más de 500 comidas gratuitas a inmigrantes recién llegados.

Uno de los muchos beneficiarios es un hombre mayor que, aunque llega solo, recibe una bolsa con comida suficiente para su familia de cuatro. Este hombre, como muchos otros que acuden a La Morada, viene de África y su travesía hasta Nueva York ha sido larga y ardua. Méndez, consciente de sus necesidades, incluye en la bolsa frijoles, arroz, fajitas de pollo y vegetales, asegurándose de proporcionar una comida nutritiva y sustanciosa.

Foto Recuperada del Facebook de la Morada

La Morada y su Compromiso con la Comunidad

La historia de La Morada se remonta a la pandemia de COVID-19, cuando Méndez y Saavedra comenzaron a preparar y repartir la «sopa de raíces», un platillo nutritivo elaborado con remolacha, zanahoria, papa y otros alimentos de diferentes regiones de Estados Unidos. Este gesto de solidaridad se transformó en un compromiso diario, llegando a repartir hasta 5,000 cantinas en una semana.

La Morada es más que un restaurante; es un centro de activismo y apoyo comunitario. Con un cartel que proclama «No a las deportaciones», el lugar ha sido un refugio para migrantes que buscan información sobre escuelas, hospitales y lugares para dormir. Las paredes del restaurante están decoradas con obras de su hijo Marco Saavedra y reconocimientos de la ciudad de Nueva York, destacando su contribución a la comunidad.

La Filosofía de Natalia Méndez: «Cocinar para Todos»

A sus 54 años, Natalia Méndez se ha convertido en una figura maternal para muchos. Aprendió a cocinar desde niña, influenciada por las mujeres de su familia, y ha llevado estos conocimientos a su cocina en La Morada. Méndez cree en cocinar con conciencia y en aprovechar al máximo cada alimento. Recibe donaciones de organizaciones que compran alimentos en grandes cantidades y, en lugar de desechar los excedentes, los utiliza para preparar más comidas para los necesitados.

Méndez y Saavedra, ambos inmigrantes indocumentados de Oaxaca, México, fundaron La Morada en 2009, en medio de la Gran Recesión. A pesar de las adversidades, han logrado crear un espacio donde todos, independientemente de su situación económica, pueden disfrutar de una comida nutritiva. Su hijo Marco, que llegó a Estados Unidos un año después de sus padres, también participa activamente en el restaurante, atendiendo a los clientes y ayudando en la cocina.

Foto Recuperada del Facebook de la Morada

El Sueño de La Morada: Un Refugio para los Inmigrantes

Para Méndez, La Morada es más que un restaurante; es una manifestación de resistencia y solidaridad. A través de su arduo trabajo y dedicación, ha demostrado que los inmigrantes no son una carga, sino una fuerza vital que enriquece la ciudad. Con un menú que ofrece desde moles y enchiladas hasta tacos y chiles rellenos, La Morada combina la venta de comidas con la distribución gratuita, sustentándose con las contribuciones de la comunidad y campañas de recaudación de fondos.

La Morada es un ejemplo de cómo la solidaridad y el compromiso pueden transformar vidas. Para Natalia Méndez y su familia, cada plato de comida que preparan no solo alimenta el cuerpo, sino también el espíritu de una comunidad que lucha por salir adelante.

Fuente: CARLA GLORIA COLOMÉ en El pais

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