El alto costo de la vivienda ha obligado a un número creciente de familias en Estados Unidos a buscar refugio en moteles económicos, enfrentándose a condiciones de vida precarias y elevados costos. Este fenómeno afecta especialmente a familias trabajadoras que, a pesar de tener empleos, no pueden costear los alquileres que se han disparado en los últimos años. Viven en habitaciones pequeñas, muchas veces sin cocina, y con limitaciones que impactan tanto su calidad de vida como su estabilidad financiera. La falta de alternativas asequibles y el aumento de la demanda han creado un ciclo difícil de romper para quienes se encuentran en esta situación.

Las consecuencias de vivir en moteles son profundas y afectan tanto a la dinámica familiar como al bienestar emocional de quienes lo padecen. Niños y adolescentes, como los de Melissa Krajewski, experimentan aislamiento social y problemas escolares, mientras que los adultos enfrentan estrés constante por las condiciones de vida y la incertidumbre sobre el futuro. La separación familiar, como la que sufre la familia Krajewski, se suma a las dificultades emocionales, dejando cicatrices en sus relaciones. Además, los costos asociados a esta forma de vivienda superan con creces lo que costaría un alquiler tradicional, convirtiéndolo en un escenario ineficiente y perjudicial.

A pesar de los esfuerzos de organizaciones gubernamentales y sin fines de lucro para proporcionar refugio temporal, las soluciones a largo plazo siguen siendo insuficientes. Las listas de espera para viviendas subvencionadas son extensas, y los requisitos de los propietarios dificultan que las familias desalojadas vuelvan al mercado de alquiler. Mientras tanto, los moteles se han convertido en una trampa económica, con altos costos que impiden a las familias ahorrar para asegurar una vivienda permanente. Este problema creciente refleja una crisis estructural en el acceso a viviendas asequibles, que requiere atención urgente para evitar que más familias caigan en esta situación.

Fuente: El alto costo de la renta empuja a muchos estadounidenses a vivir en moteles por años