Tensión en la Cámara de Diputados
El 20 de mayo de 2025, la Cámara de Diputados de Paraguay fue escenario de un bochornoso incidente que casi termina en violencia física. Los protagonistas de este enfrentamiento verbal fueron los diputados Jatar «Oso» Fernández, del partido Cruzada Nacional, y Guillermo Rodríguez, de la bancada «Yo Creo». La disputa surgió en medio de una sesión, cuando varios legisladores cuestionaron la actuación del contralor Camilo Benítez en el proceso de intervención del municipio de Ciudad del Este.
La Controversia
El conflicto estalló cuando Fernández amedrentó a la diputada Leidy Galeano, aliada del intendente Miguel Prieto. Rodríguez intervino, criticando la actitud provocadora de Fernández, quien respondió con insultos y descalificaciones. La tensión escaló rápidamente, con ambos legisladores intercambiando palabras agresivas en el pasillo de la sala de sesiones.
Fernández, en un intento de desafiar a Rodríguez, lo insultó repetidamente, mientras este último intentó mantener la calma, recordándole que su conducta podría tener repercusiones. «No te pego por respeto a mi investidura», afirmó Rodríguez, quien denunció que Fernández se siente protegido por su partido, lo que le permite actuar sin consecuencias.
Reacciones y Consecuencias
El incidente no solo dejó en evidencia la falta de civismo entre los legisladores, sino que también interrumpió el desarrollo de la sesión ordinaria y extraordinaria. Proyectos importantes, como la modificación de la ley de «derribo de aviones» y la iniciativa de «letrinas cero en las escuelas», quedaron sin discutir debido a la falta de cuórum generada por el escándalo.
La diputada Johanna Ortega solicitó sanciones para Fernández, especialmente por su comportamiento violento hacia las mujeres. El presidente de la Cámara Baja, Raúl Latorre, anunció que recogerá información para tomar decisiones al respecto, enfatizando que este tipo de comportamientos no deben ser la imagen del Congreso.
Este incidente refleja la creciente tensión política en Paraguay y la necesidad de establecer un código de conducta más estricto para los legisladores. A pesar de que otros países han enfrentado situaciones similares, los ciudadanos esperan que sus representantes actúen con dignidad y respeto.
