El Pizzómetro, un fenómeno conocido en la política estadounidense desde hace años, ha vuelto a cobrar relevancia como indicador de posibles crisis a nivel mundial.

La premisa detrás del Pizzómetro es simple pero sorprendente: cuando los altos funcionarios del gobierno, como los del Pentágono o la Casa Blanca, se ven obligados a trabajar hasta tarde, suelen recurrir a las pizzerías locales para alimentarse. Este aumento repentino en el consumo de pizza puede ser una señal de que se avecina una tormenta política o internacional.

Esta curiosa conexión entre la política y la pizza ha sido observada en momentos críticos de la historia, como durante la Guerra del Golfo o el escándalo Clinton-Lewinsky.

Durante el reciente ataque de Irán a Israel, se observó un aumento significativo en la actividad de las pizzerías cercanas al Pentágono, lo que ha reavivado el interés en el Pizzómetro como una posible señal de alerta temprana sobre crisis internacionales.

Aunque pueda parecer una coincidencia poco probable, el Pizzómetro ha sido objeto de estudio y debate en los círculos de la diplomacia internacional durante décadas.

Su nombre forma parte de una fascinante crónica marcada por historias intrigantes y anécdotas curiosas, que van desde el apetito voraz por la pizza durante momentos de crisis hasta la discreta observación de los movimientos de los repartidores de pizza como una forma de prever eventos importantes.