El iceberg más grande del mundo, el A23a, atrapado en un vórtice oceánico
El iceberg A23a, el más grande del planeta, está experimentando una situación inusual. En lugar de seguir el curso de la poderosa Corriente Circumpolar Antártica, este gigantesco bloque de hielo lleva meses girando en su lugar al norte de la Antártida.
Este fenómeno ha sido atribuido a una estructura dinámica conocida como columna de Taylor, la cual ha inmovilizado al iceberg en la cima de un enorme vórtice de agua. Los expertos indican que es posible que el A23a permanezca en esta «prisión» durante años. Según el científico polar Mark Brandon, el iceberg parece desafiar las expectativas comunes, ya que «A23a es el iceberg que se niega a morir».
Desde su ruptura de la costa antártica en 1986, el A23a ha permanecido casi inmóvil en el mar de Weddell durante tres décadas.
No fue sino hasta 2020 que el iceberg comenzó a moverse lentamente, dirigiéndose hacia aguas más cálidas y finalmente entrando en la Corriente Circumpolar Antártica. Sin embargo, en lugar de avanzar hacia el Atlántico Sur, el A23a ha quedado atrapado al norte de las islas Orcadas del Sur, girando lentamente en sentido contrario a las agujas del reloj.
El iceberg se encuentra en una región con al menos mil metros de agua sobre el fondo marino, donde un vórtice generado por una protuberancia submarina conocida como Banco de Pirie está causando su inmovilización. Este fenómeno, descrito por primera vez en los años 20 por el físico Geoffrey Ingram Taylor, ocurre cuando una corriente encuentra un obstáculo y se separa en flujos distintos, creando un vórtice rotatorio.
El profesor Mike Meredith del British Antarctic Survey destaca que las columnas de Taylor, aunque también se forman en la atmósfera, en este caso tienen una magnitud impresionante al albergar un iceberg gigante. La situación del A23a subraya la importancia de entender las características del fondo marino, ya que influyen en el movimiento de las aguas y en la distribución de nutrientes que afectan la vida marina y el clima global.
Aún no se sabe cuánto tiempo permanecerá el A23a en esta inusual posición, pero estudios previos han demostrado que los vórtices de Taylor pueden durar años. Esta situación resalta la necesidad de una mayor investigación sobre el fondo marino, ya que solo una cuarta parte del océano ha sido cartografiada en detalle.
Fuente: Jonathan Amos y Erwan Rivault en BBC