16/12/24 – 09:15 a.m
El inicio de una controversia
En un tranquilo pueblo del norte de España, las clarisas de Belorado, una orden con 700 años de historia, protagonizan un conflicto inédito. Estas monjas, excomulgadas por el Vaticano, enfrentan órdenes de desalojo mientras se atrincheran en sus conventos, propiedad de la comunidad religiosa. La disputa comenzó cuando el Vaticano asignó el control de sus propiedades al arzobispado local, acusándolas de irregularidades financieras.
Una fuga desesperada
En el verano pasado, dos monjas condujeron 137 kilómetros a toda velocidad para proteger los conventos de Belorado y Derio de lo que consideraban una intervención arbitraria de la Iglesia. Al llegar, encontraron puertas cerradas con cerrojo, pero lograron ingresar por una entrada trasera. Ahora viven enclaustradas, técnicamente como ocupantes ilegales, defendiendo su autonomía frente al arzobispado.
Dificultades económicas y espirituales
Desde hace más de una década, las monjas enfrentan problemas financieros y espirituales. Intentaron rescatar el monasterio de Derio, una propiedad en deterioro, invirtiendo en reformas con fondos provenientes de la venta de trufas y otras actividades económicas. Sin embargo, el proyecto fracasó, y las monjas quedaron endeudadas, hipotecando propiedades y luchando contra fenómenos que describen como «demoníacos».
El misterioso convento de Derio
Las monjas narran experiencias inquietantes en Derio: ruidos inexplicables, risas lúgubres y objetos que se movían solos. Aunque intentaron realizar exorcismos, los sucesos continuaron. Finalmente, abandonaron el convento en 2020 tras consultarlo con varios exorcistas. Desde entonces, el lugar permanece vacío, mientras la venta del edificio sigue bloqueada por la falta de autorización del Vaticano.
El manifiesto y la ruptura con el Vaticano
En 2023, las monjas publicaron un manifiesto denunciando al papa Francisco y declarando su lealtad al sedevacantismo, un movimiento tradicionalista que rechaza al papado moderno. Este giro las aisló aún más, atrayendo críticas de los medios locales, que las acusaron de derrochar en lujos y seguir las enseñanzas de un sacerdote extremista. Las monjas han negado estas acusaciones, argumentando que su lucha es por justicia.
Un complejo panorama legal
El conflicto también incluye disputas legales por las propiedades. Aunque las monjas alegan que los conventos pertenecen a su comunidad religiosa, el Vaticano sostiene que el control debe ser transferido a las clarisas legítimas reconocidas por la Iglesia. Actualmente, un tribunal español evalúa el caso, y el desenlace podría tardar años.
Sobreviviendo en la adversidad
Pese a su excomunión, las monjas siguen formando una comunidad religiosa. Ahora reciben sacramentos de un obispo sedevacantista y trabajan para generar ingresos mediante la venta de productos hechos en sus conventos. Sin embargo, enfrentan un futuro incierto, mientras su fe y determinación las mantienen firmes en su resistencia.
Fuente: The New York Times
Foto: Tribuna Abierta