Científicos han alcanzado un hito crucial en la comprensión de las dunas estelares, también conocidas como dunas piramidales, revelando la edad de una de las formaciones más imponentes y misteriosas de la Tierra.
Las dunas estelares, que se caracterizan por sus formas distintivas y alturas que alcanzan cientos de metros, han sido objeto de fascinación en la geología durante mucho tiempo. Sin embargo, su edad siempre ha sido un enigma, hasta ahora.
En un estudio liderado por el profesor Geoff Duller de la Universidad de Aberystwyth y el profesor Charles Bristow de la Universidad Birkbeck, se ha determinado que una duna específica llamada Lala Lallia, ubicada en el mar de arena de Erg Chebbi, en el sureste de Marruecos, se formó hace aproximadamente 13.000 años.
Este descubrimiento es significativo ya que arroja luz sobre los patrones climáticos y los vientos que dieron forma a estas imponentes estructuras a lo largo del tiempo.
Las dunas estelares se crean a partir de la interacción de vientos opuestos que cambian de dirección, un proceso complejo que ha desconcertado a los científicos durante décadas. Comprender la edad de estas dunas es fundamental para desentrañar los secretos del clima y los patrones de viento de épocas pasadas.
Lala Lallia, cuyo nombre amazigh significa «punto sagrado más alto», se eleva majestuosamente a 100 metros de altura y se extiende a lo ancho por unos 700 metros, con brazos radiantes que agregan a su impresionante apariencia.
El estudio también reveló que Lala Lallia experimentó un período de crecimiento seguido de un estancamiento que duró alrededor de 8.000 años, antes de expandirse rápidamente en los últimos milenios.
Los científicos emplearon una técnica innovadora llamada datación por luminiscencia para calcular la edad de la duna estelar. Esta técnica implica la medición del tiempo transcurrido desde que los granos de arena estuvieron expuestos por última vez a la luz solar.
Al describir el proceso, el profesor Duller compara los granos de arena con «pequeñas pilas recargables», que acumulan energía a lo largo del tiempo. Cuanto más tiempo permanecen enterrados, más radiactividad absorben y más energía almacenan.
Este descubrimiento no solo proporciona información invaluable sobre la historia geológica de la Tierra, sino que también despierta un mayor interés en la exploración y comprensión de estas formaciones impresionantes que pueblan los desiertos de nuestro planeta y más allá.
Fuente: BBC
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