Múltiples estudios económicos han expuesto la cruda realidad de la desigualdad económica en el mundo, y Latinoamérica no es una excepción. El informe World Inequality Report 2022 revela la alarmante brecha entre el 1% más rico y el 50% más pobre en la región, pintando un panorama sombrío de la distribución de la riqueza.

El análisis visualiza la magnitud de la desigualdad: el 1% de la población mundial controla el 38% de la riqueza global, mientras que el 50% más pobre apenas posee el 2% del total. Esta disparidad es más evidente en países como Chile, Brasil, y México, donde la acumulación de riqueza en manos del 1% más rico es exorbitante en comparación con el resto de la población.

Chile, por ejemplo, lidera en desigualdad, con el 49,8% de la riqueza concentrada en el 1% más rico, mientras que el 50% más pobre enfrenta una deuda del -0,6%. Brasil y México siguen de cerca, con el 48,7% y el 47,9% de la riqueza en manos del 1% más rico, respectivamente.

Estos datos no solo revelan la brecha entre los extremos de la sociedad, sino también la falta de movilidad económica en la región. La acumulación de riqueza en manos de unos pocos contrasta drásticamente con la lucha diaria de millones por salir adelante.

Sin embargo, Latinoamérica no está sola en esta lucha contra la desigualdad. Sudáfrica y Rusia también enfrentan graves problemas de distribución de riqueza, con el 55% y el 47,7%, respectivamente, en manos del 1% más rico.

La desigualdad no conoce fronteras continentales, y es un problema global que requiere soluciones urgentes y sostenibles. La falta de equidad económica amenaza la estabilidad social y el desarrollo sostenible en todo el mundo.