El 94% de los dispensarios en Nueva York pertenecen a personas que han tenido problemas con la justicia, especialmente latinos y negros, quienes fueron los más afectados por la guerra contra las drogas. Coss Marte, quien tuvo su primer encuentro violento con la policía a los 13 años en el Lower East Side de Manhattan, pasó de ser un traficante de marihuana y cocaína a dueño de un dispensario de cannabis legal.

Marte, arrestado por primera vez a los 13 años por vender marihuana, tuvo una carrera de una década en el narcotráfico, que culminó con su encarcelamiento a los 23 años. Ahora, Marte vende marihuana legalmente cerca del lugar donde fue arrestado, gracias a un programa estatal que otorga licencias a personas condenadas previamente por delitos relacionados con la marihuana.

El programa CAURD (Conditional Adult-Use Retail Dispensary) de Nueva York ofrece licencias de cannabis a personas de comunidades afectadas desproporcionadamente por la prohibición del cannabis, principalmente negros y latinos, incluyendo mexicanos, puertorriqueños, dominicanos y cubanos.

Marte, cuya madre emigró de República Dominicana, comenzó a fumar y vender marihuana a una edad temprana. Su negocio creció rápidamente, pasando de vender en una esquina a manejar un servicio de entrega en toda la ciudad, ganando más de un millón de dólares al año antes de ser arrestado en 2009.

Tras su arresto, Marte fue condenado a siete años de prisión, pero fue liberado después de cuatro. Durante su encarcelamiento, cambió su forma de pensar y se comprometió a cambiar su vida para ofrecer un mejor futuro a su hijo.

En prisión, Marte perdió 70 libras y comenzó a entrenar a otros reclusos. Después de su liberación en 2013, lanzó ConBody, un programa de ejercicios inspirado en la prisión, y en 2016 abrió un gimnasio con el mismo nombre, que ahora también alberga su dispensario ConBud.

Cuando Marte se enteró de las licencias CAURD, vio una oportunidad para redimirse. Solicitó y recibió la licencia en 2022, abriendo ConBud el año siguiente. Para él, este programa representa una forma de reparación por los abusos sufridos durante la guerra contra las drogas.

En Nueva York, se han recibido más de 900 solicitudes de licencias CAURD y se han otorgado autorizaciones a 463 solicitantes. Actualmente, 124 de los 132 dispensarios operan gracias a este programa.

Para Marte, vender marihuana legalmente es una forma de reparación por el trauma de su pasado. A pesar de las oportunidades actuales, admite que todavía siente el impacto del estigma y la persecución anteriores.

Marte emplea exclusivamente a personas involucradas con la justicia, creando un ambiente de apoyo mutuo. Todos sus empleados son latinos, negros o afrolatinos, y él se esfuerza por evitar que vuelvan a la prisión.

Marte enfatiza la necesidad de un apoyo integral para los ex reclusos, que enfrentan numerosos desafíos al reinsertarse en la sociedad, desde la vivienda hasta la libertad condicional.

Fernando Peña, otro beneficiario de las licencias CAURD, ve en estas oportunidades una forma de romper el ciclo de encarcelamiento que ha afectado a las comunidades latinas y negras durante años. Cree que la legalización del cannabis podría marcar el comienzo de una nueva era con más oportunidades para estas comunidades.

Peña, que abrió un dispensario en Queens junto con su esposa, destaca la importancia de la representación en la industria del cannabis. Aunque obtener una licencia puede ser costoso, las oportunidades en esta industria emergente son vastas, no solo en Nueva York sino en los 24 estados que han legalizado el cannabis recreativo.

Peña subraya que la industria del cannabis ofrece numerosas oportunidades laborales para la comunidad latina, desde la distribución hasta la contabilidad y el procesamiento, lo que puede ayudar a romper el ciclo de criminalización y encarcelamiento.