Los esfuerzos del gobierno chino por reactivar la economía mediante recortes de tasas de interés y apoyo al consumo no están generando la reacción esperada en los mercados, mientras indicadores económicos muestran señales de desaceleración y persisten las tensiones comerciales con EE.UU.
Contexto: una recuperación que no despega
A pesar de registrar un crecimiento del 5,4% del PIB en el primer trimestre de 2025, el gobierno de China enfrenta crecientes dificultades para sostener la recuperación económica. Las últimas medidas adoptadas por el Banco Popular de China (PBOC), como la reducción de las tasas clave y el recorte del coeficiente de reservas bancarias, buscan incentivar el crédito y el consumo. Sin embargo, estas acciones no lograron entusiasmar a los mercados.
Mercados indiferentes ante los anuncios
El índice CSI 300 subió solo un 0,6% y el Hang Seng de Hong Kong menos del 0,4% tras los anuncios, lo que refleja una confianza limitada en la efectividad de las medidas. Economistas internacionales apuntan a una pérdida de credibilidad en la política monetaria china y a la falta de reformas estructurales profundas como factores de fondo.
Indicadores preocupantes
El índice manufacturero PMI bajó a su punto más bajo en más de un año, con caídas marcadas en nuevos pedidos de exportación. También se registra una desaceleración en el sector de servicios y una baja generalizada en el empleo, reflejando una pérdida de impulso en el mercado interno.
Presión externa: tarifas y tensiones con EE.UU.
A nivel internacional, el endurecimiento comercial por parte de EE.UU., incluyendo la eliminación de exenciones arancelarias para productos de bajo valor (“de minimis”), agrava la situación para las industrias exportadoras chinas. Aunque están previstas negociaciones en Ginebra, analistas prevén escasos avances debido a profundas diferencias entre ambos gobiernos.
Conclusión
El gobierno chino enfrenta un dilema: aumentar el gasto público y aplicar nuevos estímulos, o redirigir sus esfuerzos hacia reformas estructurales. Mientras tanto, la desconfianza del mercado y la presión internacional continúan afectando el desempeño económico, dejando en suspenso la recuperación del gigante asiático.