Desde tiempos remotos, el laurel ha sido más que una simple planta; se ha erigido como un emblema de triunfo y reconocimiento. En las civilizaciones antiguas como la Grecia Clásica, se otorgaban estas hojas a individuos destacados, marcando así su excelencia y logros.
Con el devenir de los siglos, el laurel adquirió un nuevo rol como amuleto de buena fortuna, transmitiéndose de generación en generación. En la actualidad, su presencia sigue siendo solicitada para garantizar la presencia constante de dinero en los hogares y en la vida personal.
El laurel, para los antiguos griegos, encarnaba el símbolo del triunfo, siendo colocado sobre aquellos que habían alcanzado la victoria en competencias o batallas. Esta tradición se perpetuó en la Antigua Roma, donde los líderes se distinguían con coronas de laurel como símbolo de superioridad y éxito militar.
Con el tiempo, otras culturas adoptaron esta práctica, si bien su significado se transformó; ahora, se le atribuían poderes adivinatorios y se quemaba para predecir el futuro. En la tradición popular, se convirtió en un medio para atraer vibraciones positivas y asegurar la constancia de la fortuna.
Para algunos, colocar hojas de laurel bajo la almohada durante el día se convirtió en un ritual para garantizar un descanso reparador durante la noche. Otros prefieren distribuirlas por la casa o el lugar de trabajo para alejar las envidias y atraer la prosperidad.
Además de sus connotaciones místicas, el laurel ha sido un ingrediente culinario apreciado y se le atribuyen propiedades curativas para problemas estomacales.
El feng shui, en su búsqueda de armonizar las energías, ha destacado al laurel como un símbolo de abundancia. Un ritual popular implica colocar hojas secas en la billetera, actuando como un imán para la prosperidad. Mantener al menos tres hojas en algún compartimento, junto con algunos billetes, es la clave para este rito.
Renovar las hojas cuando se marchiten y llevar a cabo el ritual en la noche de luna nueva son prácticas recomendadas para potenciar su efectividad. Incluso quienes no usan billetera pueden integrar este símbolo, colocando una hoja junto a un billete en un bolsillo diario.
Con el laurel como aliado, la abundancia se convierte en una realidad palpable para aquellos que confían en su poder ancestral.
Fuente: Semana
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