
De sano a paciente: cómo redefinir la presión arterial etiquetó a millones de estadounidenses como enfermos
En 2017, asociaciones médicas redujeron el umbral de hipertensión de 140/90 a 130/80 mm Hg, incrementando ostensiblemente el número de personas diagnosticadas.
Un nuevo estándar médico
En noviembre de 2017, la American Heart Association (AHA) y el American College of Cardiology (ACC) actualizaron, por primera vez en 14 años, las guías clínicas para el diagnóstico de hipertensión arterial.
El umbral diagnóstico se redujo de 140/90 mm Hg a 130/80 mm Hg, con el objetivo de detectar la enfermedad de forma más temprana y prevenir complicaciones cardiovasculares.
Impacto poblacional sin precedentes
La modificación provocó un aumento inmediato en la prevalencia de hipertensión en Estados Unidos, pasando del 32 % al 46 % de la población adulta.
Esto se tradujo en aproximadamente 31 millones de personas previamente consideradas sanas que fueron reclasificadas como hipertensas.
¿Prevención o sobre-diagnóstico?
Si bien la intención declarada fue mejorar la salud pública, la decisión despertó críticas.
Especialistas en medicina basada en la evidencia advierten que gran parte de los nuevos diagnosticados presentan un riesgo cardiovascular bajo, para quienes la indicación inicial debería centrarse en cambios de hábitos y no en tratamiento farmacológico inmediato.
La preocupación radica en el riesgo de medicalización innecesaria, ansiedad en personas asintomáticas y un posible incremento en la prescripción de medicamentos, con los intereses comerciales que esto implica.
Argumentos a favor
Defensores de la medida sostienen que el cambio permitirá prevenir miles de infartos, accidentes cerebrovasculares y muertes prematuras cada año.
Algunas proyecciones estiman que, con una implementación óptima, podrían evitarse hasta 334.000 muertes anuales en Estados Unidos.
Alternativas y medidas no farmacológicas
Para la mayoría de los nuevos diagnosticados, las guías recomiendan comenzar con intervenciones no farmacológicas.
Entre las estrategias más eficaces se encuentra la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), el aumento de la actividad física, la reducción del consumo de sal y la pérdida de peso, todas respaldadas por evidencia científica.
Un debate abierto
Ocho años después del cambio, el debate continúa. Mientras las autoridades médicas defienden la actualización como una herramienta preventiva clave, parte de la comunidad científica plantea interrogantes sobre el equilibrio entre beneficio poblacional, costos del sistema de salud y el riesgo de transformar a millones de personas en pacientes crónicos de forma prematura.
Fuentes:
- https://www.ccjm.org/content/85/10/771
- https://www.cardi-oh.org/files/resources/cardi-oh-2017-acc-aha-hypertension-guideline-highlights-and-common-questions.pdf
- https://ebm.bmj.com/content/23/Suppl_2/A42.1
- https://cardiovascularbusiness.com/topics/clinical/heart-health/controversial-2017-hypertension-guidelines-could-save-300k-lives-every
- https://time.com/5022440/high-blood-pressure-guidelines
- https://en.wikipedia.org/wiki/DASH_diet